lunes, 18 de mayo de 2009

La huella más hermosa














Dijo Miguel Hernández:
"Muere un poeta
y la creación se siente
herida y moribunda en las entrañas.
Un cósmico temblor de escalofríos
mueve terriblemente las montañas,
un resplandor de muerte la matriz de los ríos
".

Hoy he tenido esta sensación, este dolor de herida, cuando he escuchado que ha muerto Mario Benedetti. Es, sin embargo, algo natural, totalmente coherente. Su cuerpo ha muerto como el de cualquier otro ser. Es lo que nos hace iguales. Su huella, sin embargo, ha quedado ahí para toda una eternidad. Es lo que nos hace diferentes. Así, entre el dolor y el desconcierto al conocer que su voz se ha evaporado, que su llama se ha extinguido, siento el privilegio de haber conocido, desde la humildad de mi insignificancia, la huella más hermosa e indeleble que él ha dejado. Y al igual que una parte muy importante de la humanidad, seguiré sintiendo que sigue encontrándose "A la izquierda del roble", como los fantasmas del Jardín Botánico, y que nos anima a luchar por un mundo más justo:

"La muerte mata y escucha
la vida viene después
la unidad que sirve es
la que nos une en la lucha.

Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero
"

Su voz es y será siempre un clamor que llenará mis momentos de silencio. Si pienso en valores de solidaridad, de respeto. Si pienso en palabras de amor:

"Porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
".

Su huella es un camino repleto de himnos y nostalgias. Es la vida. A veces muy oscura y tenebrosa pero que, cuando un poeta como él la circunda, nos deja para siempre la huella más hermosa.

HASTA MAÑANA

Voy a cerrar los ojos en voz baja
voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja
para la muerte que es su pobre dueño
la voluntad suspende su latido
y yo me siento lejos, tan pequeño

que a Dios invoco, pero no le pido
nada, con tal de compartir apenas
este universo que hemos conseguido

por las malas y a veces por las buenas.
¿Por qué el mundo soñado no es el mismo
que este mundo de muerte a manos llenas?

Mi pesadilla es siempre el optimismo:
me duermo débil, sueño que soy fuerte,
pero el futuro aguarda. Es un abismo.

No me lo digan cuando me despierte.

sábado, 16 de mayo de 2009

Cerrando un ciclo


El día 25 de junio de 2008 comenzó un ciclo que ahora, cuando faltan unos días para que se cumpla el año, vamos a cerrar. "Me llamo barro" va a dejar de existir, pero no muere el espíritu que lo engendró. La llama sigue encendida iluminándonos, dándonos calor, haciéndonos sentir vivos. En este tiempo la poesía nos ha nutrido y hemos crecido con ella, y nos hemos expandido. Algo ha cambiado en nosotros: hemos aprendido... a caminar y, siguiendo los itinerarios propuestos por los poetas, hemos descubierto "Caminos" nuevos que nos han ayudado a conocer maravillosos paisajes de poesía.

Una vez terminado el curso en la Universidad, donde nos hemos iniciado, el grupo, lejos de desaparecer, se convierte en la Asociación Cultural "Caminos". Un nuevo reto. Una ilusión nueva. Pero también una incógnita. Lo que seamos capaces de hacer dependerá en buena parte de nosotros mismos. Nos hemos emancipado y ya no nos podemos acoger a la sombra -grande y poderosa- de la universidad, ni culparla a ella de nuestras carencias, cuando las ha habido. Ahora somos nosotros y, para lo bueno y para lo malo, de nosotros depende, de nuestra capacidad, de nuestra fuerza, de nuestra ilusión. Avanzaremos por esos "Caminos" si lo hacemos unidos en un proyecto común, y los llenaremos de luz con las palabras adecuadas que sólo los poetas proponen. Comencemos a andar. Dejemos vencida a la sombra. Porque la luz es posible por estos "Caminos", los nuestros. La lucha contra la Eterna Sombra, de Miguel Hernández, nos indica que siempre hay un rayo de sol que la puede vencer.

ETERNA SOMBRA

Yo que creí que la luz era mía
precipitado en la sombra me veo.
Ascua solar, sideral alegría
ígnea de espuma, de luz, de deseo.

Sangre ligera, redonda, granada:
raudo anhelar sin perfil ni penumbra.
Fuera, la luz en la luz sepultada.
Siento que sólo la sombra me alumbra.

Sólo la sombra. Sin astro. Sin cielo.
Seres. Volúmenes. Cuerpos tangibles
dentro del aire que no tiene vuelo,
dentro del árbol de los imposibles.

Cárdenos ceños, pasiones de luto.
Dientes sedientos de ser colorados.
Oscuridad del rencor absoluto.
Cuerpos lo mismo que pozos cegados.

Falta el espacio. Se ha hundido la risa.
Ya no es posible lanzarse a la altura.
El corazón quiere ser más de prisa
fuerza que ensancha la estrecha negrura.

Carne sin norte que va en oleada
hacia la noche siniestra, baldía.
¿Quién es el rayo de sol que la invada?
Busco. No encuentro ni rastro del día.

Sólo el fulgor de los puños cerrados,
el resplandor de los dientes que acechan.
Dientes y puños de todos los lados.
Más que las manos, los montes se estrechan.

Turbia es la lucha sin sed de mañana.
¡Qué lejanía de opacos latidos!
Soy una cárcel con una ventana
ante una gran soledad de rugidos.

Soy una abierta ventana que escucha.
por donde va tenebrosa la vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha
que siempre deja la sombra vencida.