sábado, 19 de junio de 2010

Cosas de la vida


Por BETTY OREGGIA

A veces suceden cosas, que no se pueden evitar, el que dos compañeros de grupo nos hayan dejado, de golpe, sin dar una explicación valedera, nos deja perplejos, mal, por eso no supimos cómo reaccionar cuando lo dijeron. Cuando el cuerpo está infectado, el médico nos da antibióticos para curarlo, cuando algo nos hiere por dentro, sólo nos queda la palabra para sacar esa cosa que nos enferma, por qué no se habló a tiempo?, por qué no se conversa entre amigos para sacar la espina que nos roe el alma? Cada uno actúa de manera distinta; pero encerrándonos en nosotros mismos, nos lleva a actuar no precipitadamente, porque pienso que esto viene de lejos y era una determinación tomada desde hace rato, pero sí una decisión que dejó amargura. Ese día, salí al igual que otros compañeros a despedirlos, ya no estaban, se habían ido, pero sentí que se habían escapado, esa fue mi triste sensación, no pude evitarla.

Al leer estos versos, hermosos por cierto de Amado Nervo, recordé a estos amigos, por eso decidí escribir, pero…..algo se me rompió por dentro.


En paz

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

viernes, 4 de junio de 2010

También un "hasta luego" nos llena de tristeza


Creo que fue en Octubre de 2007 nuestro primer contacto. ¿Os dáis cuenta?: ahora mismo hará tres años. Han ocurrido demasiadas cosas en este tiempo y todas, absolutamente todas, han sido (son) importantes. Hemos compartido instantes inolvidables. Hemos hecho de nuestras vidas un testimonio de amistad, cuyas bases, ni el temporal más fuerte debiera doblegar. Pero ocurre que nadie es perfecto o, mejor dicho: que todos somos débiles e imperfectos (los unos, claro está, más que los otros) y, sin poderlo evitar, hacemos cosas, tenemos actitudes que tal vez hieren a los seres que estimamos. No debería suceder, pero sucede. Ayer, Marcelino y Victoria nos dijeron adiós -o hasta luego-, y todos, perplejos, nos estamos preguntando porqué. En nuestro fuero interno tratamos de analizar nuestras actitudes por ver qué hemos hecho mal, para provocar que unos compañeros tengan que marcharse, o qué han hecho ellos mal, para no aceptar a este grupo que siempre les ha estimado. Pero las palabras -las que se dicen- nunca resultan esclarecedoras, porque no representan la verdad. Sólo son una excusa para no dar razones. Son sólo humo, que se vierte como algo sólido pero que no podemos sujetar.

Fue después de Semana Santa de 2008 cuando yo recurrí a ellos para que me apoyaran en el primer proyecto de "Me llamo barro". En un principio, Mavi apenas si hizo caso. Fue Marcelino el que, con su voz recia, me anunció a la clase. Y ahí empezó todo. Por la noche, después de repasar los papeles que les di, Victoria me llamó entusiasmada con el proyecto. Y fue entonces cuando nació una amistad que nos ha hecho compartir momentos muy hermosos. Ayer la vi triste y me entristecí, por ella, por mí y por nosotros. Algo se había roto y creo que todos nos preguntamos quién ha lanzado la piedra. Aunque puede que, también todos, hayamos aportado la parte negativa de nuestro ego para darle impulso. En cualquier caso, alguna brasa ha quedado, sin duda, encendida. Ojalá no se apague. No lo hará si todos (ellos y nosotros, nosotros y ellos) somos capaces de mantener vivo ese tenue calor. Ayer vi triste a Mavi, y callada, cuando su fuerte es la palabra. Pablo Neruda escribió "Me gustas cuando callas". A mí no me gustó, pero, de cualquier modo, aunque nada tiene que ver con el caso que nos ocupa, a Marcelino y Victoria -en su "hasta luego" triste- les dedico este poema. Con mi amistad.

ME GUSTAS CUANDO CALLAS

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.